Como sabes, el mundo de la artesanía me apasiona. Por esta razón he decidido montar este proyecto, un blog donde hablo de lo que se, el diseño y la imagen de marca, para ayudar a quien más admiro por su paciencia, labor y arte: las artesanas (y artesanos por supuesto).
También sabrás que tanto amo este mundo, que hubo un tiempo en mi vida en que intenté hacerme un hueco como artesana profesional. Lo dejé por distintas razones, pero nunca lo abandoné. Sigo creando piezas en la tranquilidad de mi casa, o en compañía de amigas, cuando me apetece y sin ninguna presión.
¿Sabes que si no cuidas el contenido visual de tu blog, estás desperdiciando muchísimas posibilidades de tener más y mejores visitas? No se tu, pero yo estoy subscrita a cada vez más blogs. Cada semana recibo una infinita cantidad de correos de sus actualizaciones que yo puntualmente voy guardando en pocket para leerlos cuando tenga un rato. Cuando abro el pocket, veo todas las cabeceras de estos posts que me guían primero para identificarlos visualmente con su autor, y segundo para saber de que va el post en concreto.
Este mes ha sido algo complicado. Ya se lo anticipaba a todos mis subscriptores el viernes pasado, en mi newsletter mensual, donde cuento algo de mi vida y regalo un pack de fotos (entra aquí si todavía no estás). Me he puesto demasiadas tareas que evidentemente era imposible cumplir. Por un lado no niego que he sentido cierta frustración. Pero por otro lado al poner por escrito todo lo que hice, me he dado cuenta de que no puedo ser tan dura conmigo misma.
El viernes pasado fue mi cumpleaños, y a pesar de que el tiempo pasa y de que me hago mayor (pero mayor de verdad), a mi me gusta que llegue mi día, el 22 de Abril. Me gusta porque es una buena época del año, hay fresas, empieza a hacer calorcito, todo es más verde y más bonito. Pero además me gusta porque me encanta ser recordada, felicitada, besada. Me encanta que la gente se acuerde de mi aunque sea gracias a Facebook.
El post de hoy es un post algo especial. Aunque veo que te gustan mucho mis super larguísimos posts ultra didácticos (este sobre los colores y este sobre diseño de blog han tenido muchísimo éxito) hoy vengo a contarte mi experiencia en el ultimo proyecto con el que he trabajado, el rebranding de Xianna.
He dicho varias veces que para mi es super importante que aprendas a crear y gestionar tu propio material gráfico. Justo la semana pasada escribí un artículo que decía que no siempre es buen momento para contratar el diseño de tu imagen a un diseñador. Porque es un trabajo caro, y es mejor hacer esta inversión cuando ya el proyecto está encauzado y genera dinero (o pretende generarlo a corto plazo). Cuando estás arrancando, estarás haciendo pruebas y deberás de aprender conceptos básicos de diseño para que consigas crear tu propio material gráfico sin ir dando tumbos a lo loco. Así que, después de haber escrito un ebook para ayudarte a diseñar tu propio logo y haber hablado sobre el poder de las tipografías, hoy ha llegado el momento de hablarte más en detalle de otro elemento fundamental para crear tu propia imagen corporativa: los colores.
Leyendo este post pensarás que de repente me he vuelto loca y que me he despertado con ganas de tirarme piedras a mi propio tejado. Pero tranquila, ya te digo que lo que te voy a contar te aclarará un montón las ideas. Te chocará un poco, pero te doy una noticia que seguramente no te esperabas de mi: invertir en imagen corporativa NO es el primer paso para montar un negocio. Sí amiga, tal cual te lo estoy diciendo. Seguramente dirás “pero que contradicción esta chica, primero nos taladra la cabeza con que la imagen es super importante y ahora me dice que no tengo que invertir en ello???” Bueno, vayamos por pasos. Claro que hay que invertir en imagen corporativa, pero en el momento adecuado y hoy te explicaré cuando y porque.
Estamos a finales de Marzo y después de 2 meses de vida oficial de este blog he pensado que me vendría muy bien “copiar” lo que hacen algunos grandes bloggers que sigo (Frank Scipion, Laura López y Antonio G de Inteligencia Viajera, por nombrar algunos), y es lo de publicar un reporte mensual, para ver como avanza el proyecto, y para que quede constancia a lo largo del tiempo de como este blog va creciendo y evolucionando.
Hoy comparto contigo un post distinto. No estaba programado en mi calendario, pero el otro día leyendo este post en el blog Caos Cero de Laura Ruiz me vino la idea. En realidad llevaba un poco de tiempo pensando en esto y cuando me crucé con aquel post me dije: pues lo hago yo también. He sentido una necesidad visceral de dejar de contarte trucos y secretos de diseño y fotografía para decirte desde lo más profundo de mi alma por qué hago todo esto.
¿Sabes exactamente a que me refiero cuando hablo de imagen corporativa?
La imagen corporativa es aquel conjunto de material visual (logo, fotografías, banners, diseño de tu web, tarjeta de visita, flyers…) que se encargan de transmitir los valores de tu marca personal a tu cliente ideal. O sea que una vez definidos estos dos pasos, quien es tu cliente ideal y cuales son tus valores, luego podrás plasmarlos de forma eficaz en tu imagen corporativa.
He profundizado mucho sobre este argumento en este post que escribí para Marta Falcón de Destino Creatividad. ¡Lectura recomendada!