Yo he vivido con la dictadura fascista, con la transición, con Europa y ahora me ha tocado vivir con la crisis que ha sacado a relucir las tremendas contradicciones e injusticias de este sistema.
Pero me ha conmovido constatar que jóvenes incorruptibles y preparados forman la vanguardia de un movimiento que ha decidido cambiar la historia. Yo he vivido ideales de juventud que han sido relegados por el enorme peso del sistema en momentos en que la bonanza nos envolvía y ocultaba el precio que ahora pretenden que pagemos para que todo continúe.
Aquellos ideales, no sólo no estaban muertos, como yo llegué a pensar, sino que han rebrotado con enorme fuerza y vitalidad.
Siento una enorme felicidad al tener la certeza de que no moriré sin comprobar que puedo por fin decidir la historia, nuestra historia. Y es esa felicidad la que quiero que florezca en vuestros corazones.
Hace un año me acerqué con mi mujer a una convocatoria de manifestación en Vigo, mi ciudad, el día en el que todo empezó, un 15 de Mayo. Pensé que me encontraría con un pequeño grupo de personas marginales y pude comprobar que a medida que pasaba el tiempo, jóvenes, ancianos, familias, trabajadores y un sinfín de gentes de todo tipo iban conformando, primero un arroyo y luego un río horas antes imprevisible.
Pues bien, al llegar el primer cumpleaños, recuerdo el primero de mi hija, que a esa edad el único regalo verdadero que podía apreciar era la comprobación de que era querida y su vida celebrada, deseada y protegida.
Y ese es el regalo que deberíamos darnos unos a otros, el convencimiento pleno de que celebramos, deseamos y protegemos este movimiento de esperanza.
¡Felicitemonos, aunque otros quieran amargarnos la fiesta!
Manuel Ferro
Vigo, 12 de Mayo de 2012
Fotos: todos los derechos reservados a © Valentina Musumeci.
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